sábado, diciembre 23, 2006

La mentira


Anteriormente me preguntaba ¿qué es la verdad?

Referente al tema, Frederich Nietzsche señaló:
«¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal.»

(Vaihinger, La voluntad de ilusión en Nietzsche, en: «Teorema», 1980. )

Ahora viene lo bueno: ¿Qué es la mentira? Por ahí señalan que una mentira es una declaración realizada por alguien que cree o sospecha que es falsa, esperando que los oyentes le crean. Así, una cierta oración puede ser una mentira si el interlocutor piensa que es falsa. Las ficciones, aunque falsas, no son mentiras (qué diría don J.L. Borges si leyera esto). Dependiendo de la definición, una mentira puede ser una falsedad genuina o una verdad selectiva, una mentira por omisión, o incluso la verdad si la intención es engañar o causar una acción en contra de los intereses del oyente. Mentir es la acción de 'decir una mentira'. Consecuentemente, a las personas que dicen una mentira (especialmente a quienes las dicen frecuentemente), se les llama "mentirosos". Mentir implicaría, por tanto, un engaño intencionado.

Como puede resaltar en sus mentes, a prima facie, el atrevimiento de definirlo así no me es satisfactorio.


La mentira está presente en varias paradojas, la más conocida es la paradoja del mentiroso, comúnmente expresada como "En este sentido es mentira," o "En este sentido es falso." Esta paradoja muestra que es posible construir oraciones perfectamente correctas según las reglas gramaticales y semánticas
pero que pueden no tener un valor de verdad según la lógica tradicional.

Consideremos una de las formas más simples de esta paradoja: “Esta oración es falsa”:
- Si suponemos que esa afirmación es verdadera, entonces lo que dice es verdadero. Ya que la oración afirma que es falsa, entonces debe ser falsa. Por tanto, si suponemos que es verdadera, alcanzamos una contradicción.
- Si suponemos que la oración es falsa, entonces lo que afirma debe ser falso. Ya que afirma que la oración es falsa, entonces la oración debe ser verdadera. De nuevo, si suponemos que es falsa, alcanzamos una contradicción.

La versión más antigua de la paradoja del mentiroso se atribuye al filósofo grigo Eubulides de Mileto, que vivió en el s. IV a. de c.
Supuestamente Eubulides dijo:
Un hombre afirma que está mintiendo. ¿Lo que dice es verdadero o falso?
Es posible construir esta paradoja de modo que una afirmación no se refiera directamente a su propio valor de verdad. Existen de este modo varias versiones equivalentes:
La más simple: “La oración posterior es cierta” y “La oración anterior es falsa”.
Una tarjeta, en una de cuyas caras aparece: “Lo que está escrito en la otra cara es cierto” y en la otra: “Lo que está escrito en la otra cara es falso”.
Un libro, que en la página 23 tiene escrito “Lo que está escrito en la página 24 es cierto” y en la página 24: “Lo que está escrito en la página 23 es falso”.

Incluso existe una llamada paradoja de la mentira, pero que sólo tiene la apariencia de ella, mas no es tal. Se trata de la 'Paradoja de Epiménides'. El era un legendario poeta filósofo del s. V a. de c.
Se atribuye a Epiménides haber afirmado:
Todos los cretenses son unos mentirosos.
Sabiendo que él mismo era cretense
¿decía Epiménides la verdad?
A ver: Antes de empezar, hay que aclarar que definimos que un mentiroso sólo hace afirmaciones que son falsas. Esta definición es común en el estudio de la lógica, y es posible obtener esta paradoja con menos ambigüedad (aunque también demasiada complejidad) si se formula como Todos los cretenses son personas cuyas afirmaciones son siempre falsas.
Siguiendo esta definición, a primera vista parece que la afirmación se autocontradice, ya que Epiménides está afirmando que miente
. Esto no es realmente cierto, ya que a pesar de que la afirmación no puede ser cierta, sí podría ser falsa. Si suponemos que es cierta, Epiménides sí está afirmando que, como cualquier cretense, está mintiendo, y por lo tanto la afirmación sería falsa, y alcanzaría una autocontradicción. Pero si suponemos que es falsa, no alcanzamos una contradicción, ya que si la afirmación Todos los cretenses mienten es falsa, significa que hay al menos un cretense, no necesariamente Epiménides, que dice la verdad. Por lo tanto, es perfectamente posible que la afirmación sea falsa, y la afirmación no es una verdadera paradoja.

¿Y? ¿Por qué perder el sueño? Resulta que, producto de nuestra configuración social (humanista, hipócrita, decida cual) hay quienes señalan lo siguiente: "la mentira es en su esencia inconmensurable y por lo tanto no tiene tamaño ni puede ser medible, a pesar de que sus efectos conlleven daños o consecuencias leves o muy graves..." Para qué mencionar los esquemas diseñados por conocidos autores religiosos... Incluso, hay autores que las clasifican: "La mentira racional persigue un interés concreto, es malévola y se emite con al intención de perjudicar o engañar. En la mentira emocional, lo que se dice o hace no concuerda con la situación emocional de la persona. Y en la mentira conductual hacemos creer que somos lo que no somos: más jóvenes, mejor informados, menos anticuados... Pero hay también otras clases de mentiras: chismes, rumores y las mentiras piadosas..." Las clasifican, reconociendo que "hay mentiras de mayor fuerza, o de mayor malintención que otras...".

Debo concluir señalando lo siguiente: Ustedes son los que deciden cómo juzgan al mundo en que viven, y cómo consideran a otra persona, si incluyen sus defectos o si pretenden vivr con sólo la porción favorable de ellas... Mas, hay una afirmación - no explicación - que no puedo dejar de hacer: todo el mundo miente. Ello, por muy aboslutista que suene, lo señalo como una característica natural de la condición humana: sea por blanco o por negro, por anga o por manga, como sea, alguien en el orbe lo hace. La cuestión es que, para distinguir lo uno de lo otro, es que nacemos con algo llamado cerebro, el que, bien alimentado y ejercitado, funciona. ¿Podemos distinguirlas? Si es así ¿Las rechazamos de plano, o negamos años de autoaprendizaje por vía de la observación o experiencia? ¿Relativizamos todo o sopesamos lo que tenemos al frente, intuitiva y/o analíticamente?

Para terminar: En una serie española llamda "voces contra la globalización", el mismísimo José Saramago señaló que nuestra época será conocida como la Edad de la Mentira. Poniendo como ejemplo un clásico que no pasará de moda: la construcción infundada de Estados Unidos sobre la falsa existencia de armas químicas para invadir Irak. El mundo gira a su alrededor y nosotros con ella. Una mentira que, no por ser manifiesta, deja de acarrear consecuencias tan graves como vemos día a día. Pero no es la única.

Lo característico de mentir - bueno, malo, neutro, no creo saberlo aún - es que acaba siendo un hábito difícil de frenar.

martes, diciembre 12, 2006

Nacimientos . . .

(Madonna 1894-95; óleo, 91 x 70.5 cm; National Gallery, Oslo )

Así, como Edward Münch (1853 - 1944), quién ha inspirado la imagen que hoy cubre esta pantalla, hay muchas otras cosas han nacido un 12 de diciembre...
..cuántas cosas pueden nacer o morir en un día... citando a un veterano de la chispa de la vida,
"todo es para mejor, pues con todo aprendemos, con lo bueno, con lo malo, con lo feo..."
Aunque no me familiarizo - o intento no hacerlo - con esos términos, prefiero señalar que algo muy importante ha sido que "trunfar" (´tan amplio como suena'), es aprender a fracasar, y que hacerse poderoso implica aprender el alterum non laedere...


Hoy soy, busco seguir entendiendo, y respiro agradecido del aprendizaje. Aunque mi razón no cesará de soñar con un plano del laberinto, ni de buscar las sombras al mediodía.


sábado, diciembre 02, 2006

De Aletheia, Veritas, y la pregunta ab eterno...


La Verdad... ¿es?
La Verdad es una ilusión,
La Verdad es el puro Fluir...
La verdad existe sólo porque nosotros existimos.
La Verdad es sencillamente inasible,
la Verdad está en todas partes.
La verdad no busca a nadie,
mas suele molestar de repente...
Lo que entendemos por Verdad se constituye por el conjunto de hechos
que son la consecuencia de la suma de todas las mentiras del mundo.
En Verdad, aquello es mentira.
La Verdad es sólo lo personalmente válido en la propia conciencia como
elemento (subjetivo, normativo, de cultura), capaz de dar parte de una solución
a un problema, o de satisfacer (responder) a una necesidad.
La Verdad es una, como uno.
La Verdad es, como alguien señaló una vez, una esfera,
cuyo centro se encuentra en todas partes
y cuya circunferencia en ninguna.
La Verdad es sólo una pregunta,
que siempre va acompañada por una respuesta ambigua,
insatisfactoria, a medias;
La Verdad es un Medio;
la Verdad es un Fin;
la Verdad es que no importa,
la Verdad es que muero por Verdad.
La Verdad es la Jaula
a la que estamos condenados como meros intérpretes de la vida.
La Verdad es como el agua que emana del dulce manatial del Todo;
la Verdad en todos, y todo es en Verdad.
Veritas est adecuatio intelecto et rei.
La Verdad es para algunos pocos, como casi todo en la vida...
La Verdad es una falsa necesidad
derivada del nulo entendimiento de la propia existencia en diferentes planos...
La Verdad es el propio inconsciente, que al final, siempre gana.
La Verdad, sólo cuando conviene.
La Verdad suele ser como el último cambio de jugador en el último minuto de juego;
la Verdad, al igual que la muerte, sólo llega en algún momento, y esa llegada no puede evitarse;
menos puede evitarse esa íntima sensación y reflexión de entender ese momento.
La Verdad es que puedes hacerte el (la) huevón (a).
La Verdad depende de la época: se viste de monje,
o de papa, o de político, o de obrero,
y de vez en cuando, lo hace de uniforme...
La Verdad puedes escribirla como plazcas, pero será sólo hasta que reviente.
La Verdad es que no debo buscarte.

La Verdad es que lo más seguro es que no te guste lo que vas a encontrar.
La Verdad es 'el de arriba'.
La Verdad que el Amor existe;
la Verdad no es la palabra, ni la causa, ni el destino:
si será el efecto de todos ellos.
La Verdad es que nada importa,
la Verdad es que siempre importa.
La Verdad es como la estrella
que guía al navegante en su camino,
pero que éste jamás alcanza....
La Verdad es la convicción de la indiscutida mayoría.
La Verdad es el arduo trabajo del poder de la Mente.
La Verdad es la estatua pulida y esculpida,
producto de muchas horas de trabajo, paciencia,
y suerte por la elección de la piedra correcta, la técnica correcta,
y suerte de tener la vida para lograrla.
La Verdad suele ser un equilibrio entre el error y el acierto;
la verdad es que no hay buenos o malos: sólo hay.
La Verdad es que la escribo y no es.
La Verdad es un tema agradable para debatir...
...salvo en época de elecciones.
La Verdad ¿la tinenes por ahí?
La Verdad es que los ojos no mienten
[ el truco estriba en que 'no mienten', pero tampoco 'dicen verdad' ].
La Verdad es que ya te aburriste de leer esto.
La Verdad depende de cada uno,
la Verdad depende de tí.